Abrir los ojos por la mañana, suele ser como abrir ventanas. Una vez puestos los anteojos, cuando las cosas dejan de ser borrosas y adquieren nitidez, podemos analizarlas, verles la forma y encontrarles un sentido. Depende de nosotros descifrar los códigos y encontrar las señales que se esconden detrás de cada gesto y decir -para bien o para mal- lo que sentimos y pensamos al respecto. ¿Para qué?, ¿con qué objetivo?, para expresarnos, para que otros y otras lean esas expresiones y decidan si hay puntos de encuentro o de desencuentro. Cualquier tema está sujeto al escrutinio, pues al igual que la vida, todo lo que es o existe tiene relación con lo que somos o hacemos. No podemos desvincularnos, porque somos seres humanos, hombres y mujeres que respiramos aires compartidos, que ocupamos espacio y tiempo, que escuchamos desde música, hasta el ruido de los pitos de la calle. Dejar que otros hablen o que opinen por mí, es concederles que decidan por mí y yo no estoy de acuerdo. Dejar ese espacio, tan vital como el agua o el oxígeno, es simplemente claudicar y que sea lo que ellos u ellas quieran. Por eso, nace este espacio, este Si Vieras, una forma de expresar lo que siento, lo que pienso, lo que creo, de manera individual, porque no es la intención hablar ni imponerle a nadie ninguna idea.
Así las cosas...que las palabras vuelen por el espacio cibernético, que se habrán las ventanas y nazca Si Vieras....
martes, 6 de noviembre de 2007
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